El 30 de octubre de 1950 se produjo un levantamiento en Puerto Rico conocido como El Grito de Jayuya, pues fue en esta población donde alcanzaron mayor éxito, logrando adueñarse de la población durante 3 días y proclamar la República Independiente de Puerto Rico.
Junto a Jayuya se levantaron de manera simultánea las ciudades de Ponce, Mayagüez, Naranjito, Arecibo, Utuado y San Juan.
En Jayuya, Carlos Irrizary junto a Blanca Canales y Elio Torresola dirigieron a los nacionalistas armados dentro de la ciudad y atacaron la estación de policía.
Se produjo una pequeña batalla con la policía; un oficial resultó muerto y otros tres resultaron heridos antes que el resto se rindiera.
En dicha batalla Irrizary resultó muerto. Los nacionalistas cortaron las líneas telefónicas y quemaron la oficina de correos.
Luego de la toma del cuartel los independentistas se dirigieron hacia la plaza del pueblo donde izaron la bandera de Puerto Rico, pese a la prohibición mediante ley de llevar consigo la bandera boricua. En la plaza del pueblo fue declarada la Independencia de la República por Blanca Canales.
El pueblo de Jayuya fue tomado por los nacionalistas durante tres días.
La revuelta fue reprimida con bombardeos aéreos, disparos de artillería y la intervención de la Guardia Nacional. Los líderes, detenidos y condenados a elevadas penas de cárcel, entre otros, Pedro Albizu Campos y Blanca Canales.
El pasado día 30 los independentistas boricuas conmemoraron, con diversos actos, los 63 años de la proclamación de la Segunda República de Puerto Rico, tras la insurrección organizada por el Partido Nacionalista, que lideraba Pedro Albizu Campos (1891-1965).
Correspondió a una mujer, Blanca Canales (1906-1996), dirigir el levantamiento armado en Jayuya, en el centro montañoso de esta isla del Caribe, contra la dominación colonial que Estados Unidos inició en 1898 debido a que dos días antes fuerzas del gobierno colonial lanzaron una persecución contra Albizu Campos y otros dirigentes y militantes nacionalistas.
El Grito de Jayuya, como también se conoce la gesta del 30 de octubre de 1950 porque fue en esta municipalidad donde Canales proclamó la Segunda República de Puerto Rico al izar la bandera nacional que estaba proscrita por el gobierno militar de Estados Unidos, originó combates durante varios días en diversas localidades del país.
Durante tres días la bandera puertorriqueña ondeó en suelo liberado en Jayuya hasta que las fuerzas estadounidenses lanzaron una ofensiva militar que permitió retomar el control de la zona.
Estados Unidos utilizó la Guardia Nacional Aérea de Puerto Rico para bombardear algunas de las poblaciones insurrectas, principalmente Jayuya, lo que permitió prevalecer a las fuerzas colonialistas, por lo que decenas de dirigentes y militantes del Partido Nacionalista, incluidos Albizu Campos y Blanca Canales, fueron encarcelados durante años.
El historiador Carmelo Delgado Cintrón consideró en declaraciones que esa gesta revolucionaria permitió levantar la conciencia de los puertorriqueños que, a pesar de seguir bajo el dominio colonial de Estados Unidos, han logrado resistir de diversas formas, inclusive mediante la preservación de la cultura y el idioma español como lengua natural.
Apunta el historiador en una entrevista a la agencia Prensa Latina que al asumir la dirección de la insurrección en Jayuya, Canales demostró «la valía de la mujer puertorriqueña que se dedica a las tarea patrióticas además de ser profesional, madre y esposa».
De acuerdo con el catedrático de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR) el levantamiento armado de 1950 bajo el liderazgo de Albizu Campos constituyó «la respuesta digna de un dirigente político puertorriqueño ante la consagración de la colonia que se está planificando desde 1948 hasta 1952, con el llamado Estado Libre Asociado (ELA), una colonia por consentimiento, según Vicente Géigel Polanco».
Al organizar la Revolución del 50, como también se le conoce a la gesta patriótica de liberación nacional, Albizu Campos hace un ejercicio demostrativo ante el mundo de que el pueblo de Puerto Rico «repudia ese arreglo colonial, llamado ELA, que el Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Estadista Republicano (PER) hicieron para perpetuar la dominación colonial de Estados Unidos sobre la isla».
De ese modo, dijo Delgado Cintrón, Albizu Campos y el nacionalismo puertorriqueño reivindican la dignidad del pueblo, que «recibió gozoso la invasión de 1898, con escasas excepciones, como Ramón Emeterio Betances, dede París, y Eugenio María de Hostos, desde Nueva York, porque entendían que Estados Unidos venía establecer la República de Puerto Rico».