Economía

Es más que evidente el aporte que hace la industria creativa al producto interno bruto en todos los países. Desde el cine hasta el teatro, desde la publicidad hasta los monumentos históricos, desde los espectáculos artísticos hasta el diseño de modas y la gastronomía; el mundo ha demostrado ser un gran consumidor de los productos y servicios que surgen de la creatividad y del talento de las personas.

En la sociedad globalizada de hoy, esta industria creativa está presente en todo lo que hacemos, llegando a todos los sectores sociales en la misma medida.

Recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para aportar al debate sobre la contribución de la creatividad como “un elemento integral del desarrollo económico y social”, creó un texto sumamente interesante apoyado en estudios y bases de datos internacionales de fuentes como la Oficina Mundial de la Propiedad Intelectual, Oxford Economics y la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Comercio (UNCTAD), cuyo nombre, muy innovador también, es “La Economía Naranja”.

De acuerdo al informe, si la industria creativa fuera un país, sería la cuarta economía del mundo, ocuparía el noveno lugar como exportador de bienes y servicios, y representaría la cuarta fuerza laboral del planeta. De ahí su importancia para el futuro del desarrollo económico de nuestra región.

Para el año 2011, la industria creativa aportó 4,3 billones de dólares al PIB mundial y según la UNCTAD, sus exportaciones crecieron un 134% entre 2002 y 2011, siendo la quinta mercancía más transada del planeta.

A la vez, este tema resulta sumamente interesante para nuestro país, en un momento en el cual realizamos un gran esfuerzo para promover el cine, la música, el teatro, la literatura y la cultura. El hecho de que haya programadas 34 películas de producción dominicana para el 2014 y el 2015, que cada año se abren nuevas salas de cine, que surgen artistas jóvenes haciendo propuestas nuevas de música, que la publicidad proyecte una calidad al nivel de cualquier país del mundo, que las propuestas gastronómicas son innovadoras y creativas; son indicadores de que estamos listos para sumergirnos en la Economía Naranja.

La República Dominicana está en el camino para consolidar una industria de la cinematografía; siguiendo los pasos de Estados Unidos con su Hollywood, la India con su Bollywood y Nigeria con su Nollywood, industrias cinematográficas que representan más de 4 mil películas por año y 80 películas semanales.

Gerardo Martínez-Freyssenier, asesor del Banco Interamericano de Desarrollo y parte de la División que presentó este informe, estuvo en nuestro país como parte de la Feria “Mujer: Mujeres empoderadas, Sociedades que progresan”, donde presentamos “La Economía Naranja” como una oportunidad de desarrollo económico y social, que podría ser una oportunidad de progreso, especialmente para la mujer.

Gracias al internet, la facilidad en el intercambio de bienes y servicios creativos, representa una ventaja para aquellas personas que quieran explotar su creatividad, aún sin disponer de muchos recursos. Para ello, como plantea el estudio, hacen falta marcos de políticas públicas de fomento a la creatividad y promoción del sector naranja, tal y como se hizo con el cine, sector en el cual hemos logrado un gran adelanto.

En República Dominicana podemos hacer lo mismo, y con resultados más expeditos, con la música, la literatura, el teatro, la moda y la gastronomía. Los dominicanos somos creativos por naturaleza, nada nos es extraño y tenemos un talento innato para todas estas áreas, es cuestión de cultivarlas organizadamente y con un enfoque de desarrollo mediante políticas públicas inclusivas y promotoras, que apoyen el talento dominicano.

Además, nuestro país goza de una riqueza histórica y cultural envidiable, que podemos aprovechar para mostrar nuestra diversidad.

Lo que plantea la Economía Naranja es una oportunidad para que nuestra creatividad sirva al desarrollo económico y social, para lo cual requerimos iniciativas públicas para el acceso a la cultura; disminuir los costos del acceso al conocimiento y al desarrollo de herramientas tecnológicas; promover espacios locales para intervenciones artísticas; incluir a los jóvenes en el desarrollo de estas iniciativas y; finalmente, promover los buenos ejemplos de uso de la creatividad para el desarrollo del país.

Decía el escritor Truman Capote: “todas las personas pueden ser creativas. Sin embargo, la mayoría no se da cuenta de ello nunca”. Promovamos la creatividad dominicana para el desarrollo económico y social del país.

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