Opinión

¿Como se templa el liderazgo?

El liderazgo se parece al diamante, que primero es carbón; así se refirió Juan Bosch de Leonel Fernández cuando el PLD lo escogió como candidato presidencial para el 1996.

De carbón a diamante es un camino a recorrer. Debe ser pulido muchas veces hasta llegar a brillar; puede que el diamante se confunda inicialmente con una monedita de oro por ser más conocida y que todo el mundo quiere para comprar.

Aquel joven presidente, elegido por primera ocasión en 1996, cautivaba la atención de todos como monedita de oro y anunciaba dejar atrás a los viejos liderazgos apoyándose en ellos, no negándolos; entonces, empezó a brillar pues todos lo querían. Salió con elegancia de ese primer mandato, porque resistió el deseo de aliados de modificar la constitución para reelegirlo; alguien llegó hasta a reclamarle que se pusiera los pantalones largos con ruedo. Prefirió entregar al término de su mandato.

Desde el 2000 al 2004 el líder del desorden, el atraso y la arrabalización, Hipólito Mejía, provocó un caos tan tremendo que Leonel Fernández volvió a ser elegido en 2004 y reelegido en 2008. Cuando terminó ese segundo mandato consecutivo (2012) le entregó a otro compañero de partido, Danilo Medina. Salió con un porcentaje cercano a 70% de aprobación y Danilo entró con un posicionamiento similar.

Desde ese momento se inicia con Danilo el mismo proceso ocurrido con Leonel y como el diamante, primero carbón; brillando en el trayecto de desarrollo como monedita de oro.

Danilo no puede ahora reelegirse como en el 2000 y en 2012 tampoco podía Leonel por prohibición constitucional. En cambio, para el 2016 Leonel puede ser propuesto y esa posibilidad lo convirtió en blanco de los ataques que se esperaban desde la oposición contra el gobierno por los adversarios.

Se embiste contra Leonel con brutalidad durante tres años; sale airoso y se convierte en diamante (bien es sabido que el diamante es una joya muy dura, resistente y hermosa). Eso es hoy Leonel Fernández, un diamante del PLD y del pueblo dominicano, porque se consagró como líder.

Un líder tiene seguidores duros y emocionales; confían en él porque lo sienten probado e incapaz de doblegarse; lo confunden con la causa que abrazan; Leonel es la expresión del progreso, la estabilidad y la superación de las desigualdades.

Los adversarios lo rechazan con la misma intensidad y pasión emocional, al tiempo que niegan su entereza. Es que son opuestos a la causa que sustenta el líder.

Leonel ha templado su liderazgo, porque actuó con inteligencia política y emocional; ahora es el diamante que Juan Bosch anunció. En Leonel Fernández se resume esa ruta que sigue un liderazgo, la de templarse y creciendo más en apoyo como respuesta a los que lo adversan.

En cambio, la estrategia puesta en marcha contra Leonel y Danilo, es lo que en política no debe hacerse. Se enfrentó al partido de gobierno y su eventual candidato, no así al gobierno, pudiendo éste trabajar sin tropiezos; se buscó dividir al partido del gobierno sin éxito, posibilitando como resultado que el gobierno se posicionara sin oposición; ahora los éxitos del gobierno son éxitos del partido y han hecho candidato a Leonel colocándolo con ventajas para las elecciones del próximo año 2016.

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