La cumbre de las Américas fue instituida por la Organización de Estados Americanos (OEA), a los fines de lograr el establecimiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En momentos en que se encontraban en ebullición las políticas Neoliberales que impulsaba y representaba Estados Unidos.
La primera cumbre fue celebrada en el estado de Miami, EEUU, en el 1994, la cual en su declaración final estableció los principios de la misma; entre ellos la integración económica como mecanismo para erradicar la pobreza y la desigualdad dentro del hemisferio. Esta cumbre se celebró con la participación de 34 países americanos, con la única ausencia de Cuba puesto que fue expulsada de la OEA mediante una resolución en año 1962, lo cual la excluía de participar en dicha cumbre.
En la medida en que pasaban las versiones de esta cumbre su valor y expectativas iban dejando mucho que desear. Cada vez se aleja más de su propósito creacional y se convierte en un foro donde se manifiesta la recomposición en la arquitectura ideológica de los gobiernos de América. Donde especialmente en Latinoamérica se viene viviendo una nueva ola de liberación soberana, como dice mi tío, Manolo Pichardo, cada vez que habla sobre el particular.
Un episodio importante de la recomposición a la que me he referido, se dio en el año 2009 cuando la asamblea general de la OEA anuló la resolución que expulsó a Cuba de dicho organismo, esto evidentemente, con el rechazo de los EEUU y Canadá.
Cartagena de Indias, Colombia, fue el escenario donde se celebró la Cumbre de las Américas posterior a la anulación de la expulsión de Cuba de la OEA, lo cual contribuyó a que esa edición de la cumbre generara grandes expectativas; primero porque se esperaba la participación de Cuba y segundo porque después de que EEUU y Canadá se opusieran a la participación de los Cubanos, se esperaba la reacción de los gobiernos progresistas.
En efecto, los gobiernos progresistas alzaron su voz de forma firme en contra de la exclusión de Cuba, tanto así que los presidentes Rafael Correa y Daniel Ortega no participaron de la cumbre en protesta a lo que Correa llamó “el intencional e injustificado rechazo de países dominantes (Estados Unidos y Canadá) a Cuba”. Otro tema que tomó vital importancia en esa cumbre fue el pedimento de que las Malvinas se entreguen a Argentina.
Esta edición de la cumbre terminó sin declaración final, puesto que la las posiciones encontradas en los debates impidieron el consenso que se necesita para la emisión de una declaración conjunta.
El próximo 10 de abril se celebrará en ciudad Panamá la VII Cumbre de las Américas, la cual al igual que la anterior ha generado muchas expectativas, primero por la inminente participación de Cuba y segundo porque se espera una acción contundente de parte de los gobiernos progresistas frente a las recientes injerencias norteamericanas contra Venezuela y el manejo de la economía Argentina.
Para que esta cumbre pueda cumplir su objetivo inicial de la erradicación de la pobreza y la igualdad hemisférica, se hace necesario que los EEUU comprendan que la construcción de una zona de libre comercio para América, deberá realizarse dentro del marco del respeto a las políticas internas de cada país y sobre una negociación real, que beneficie a los pueblos, no solamente a ellos. Mientras no entiendan esto, están amenazados en quedar rezagados, porque la CELAC avanza y gana mayor influencia cada día.