Alberto Quezada
Los recientes movimientos que se han producido en el tren gubernamental evidencian el preludio de lo que es el cumplimiento al acuerdo arribado por los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana de cara a las alecciones de mayo del 2016.
En ese mismo orden, mirando las destituciones y nuevos nombramientos en las diferentes instituciones públicas por parte del presidente Danilo Medina, también hay que decir, que las mismas obedecen, además, al interés del jefe de Estado de provechar la oportunidad de cumplir con lo pactado por el PRD y al mismo tiempo, eliminar ciertos ruidos en su gobierno que no podían esperar más. Ganancia por partida doble.
Pero además, con esta decisión de mover la coctelera en áreas del gobierno tan sensibles como la Policía Nacional, el Institutito Nacional de Agua Potable y Alcantarillado en un momento donde la delincuencia está desatada y desafía la autoridad y la población padece una terrible sequía, el Presidente envía un mensaje de sintonía con la opinión pública que reclama a gritos acción de manera desesperada.
Asimismo, otra de las lecturas que podría dársele a los cambios en el Gobierno es la determinación del Presidente Medina de no permitir que en su gestión permanezcan funcionarios que han sido señalados por la opinión pública por estar vinculados a supuestos manejos indelicados al frente de esas instituciones.
El primer mandatario con estas medidas lo que está enviando una señal clara a los funcionarios que aún permanecen en el organigrama del Estado de que no permitirá que se afecte su popularidad en la estima publica electoral luego de asumir el reto de embarcarse en una reelección.
Por lo que se ve, el presidente Danilo Medina “no le está parando” como dice el pueblo llano, al nivel de colaboración, trabajo, vinculo partidario, personal y contribución que haya hecho cualquier funcionario para lograr su victoria en el 2012.
Sí se pasan de la raya, no cumplen con sus funciones, se tornan indiferentes los clamores del pueblo, se le vincula a cualquier escándalo que pudiera empañar la imagen del gobierno y de su figura, Epa, fuera que van. No importa quien sea.
En conclusión, con este movimiento de ficha del Presidente Danilo en la administración pública hace unas semanas lo que queda evidenciado y demostrando es la sagacidad política de un estratega que tiene claro cuando no actuar es caer.
