Opinión

Los Objetivos del Futuro

En el año 2000, la comunidad mundial asumió 8 grandes retos que se convirtieron en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los ODM, adoptados por los 189 países que conformaban entonces la Organización de las Naciones Unidas, prometían para el 2015 la superación de la pobreza extrema, el hambre, adoptar la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA y otras enfermedades catastróficas, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Es evidente que no hemos alcanzado plenamente estos Objetivos, no solo la República Dominicana, sino la totalidad de la comunidad internacional. Sin embargo, la agenda aprobada en el histórico septiembre del 2000 en Nueva York marcó la pauta de una agenda común de desarrollo para las distintas regiones que conforman el planeta, lo que, de una manera u otra, aporta al objetivo máximo de las Naciones Unidas: la paz mundial.

Es por ello que, llegado el plazo que falta para la conclusión de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tenemos que celebrar el propósito firme de la ONU y de los países que le conformamos, de emprender una nueva agenda de desarrollo, que sirva de hoja de ruta para mantener el rumbo hacia al desarrollo, en momentos que se presentan convulsos para la comunidad internacional –mayormente por la amenaza del terrorismo, la inestabilidad financiera y, sobretodo, la desigualdad social.

La labor de la ONU guiada por su Secretario General, el surcoreano Ban Ki-Moon, ha resultado en un proceso de participación, donde cada país consultó a sus ciudadanos sobre los objetivos de desarrollo que estaban dispuestos a asumir para los próximos 15 años. En nuestro país, el proceso fue liderado por el Programa de las Naciones Unidas, con nuestro apoyo decidido a través de los Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC).

Alrededor de 122 mil dominicanos y dominicanas votaron para definir las prioridades de la Agenda Post-2015, resultando con mayores votos las aspiraciones de una mejor educación, mayores oportunidades de empleo y un mejor sistema de salud. Estos tres temas son, sin dudas, vitales para romper la desigualdad social, principal escollo que enfrentan países como el nuestro en este siglo XXI.

El resultado son 17 Objetivos Globales que serán oficialmente adoptados el próximo mes de septiembre, cuando la República Dominicana y los demás 192 países que conforman las Naciones Unidas, se reúnan en la Asamblea General para presentar los resultados de 15 años de una agenda común y establezcan la guía común hasta el 2030.

El horizonte planteado es el de un mundo sin pobreza, sin hambre, con buena salud y educación de calidad, donde prevalezca la equidad de género, donde haya agua limpia, una correcta disposición de los desechos y se privilegie el uso de las energías renovables.

Un mundo de trabajos de calidad y crecimiento económico, de innovación y de infraestructuras al servicio de la ciudadanía, un mundo de equidad, de ciudades y comunidades sostenibles, de consumo responsable y de protección del mundo en el cual vivimos. Lo que se propone es una alianza global para cumplir 17 objetivos que “se resumen en tres principios básicos: terminar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia y poner soluciones al cambio climático”.

Para que la humanidad avance, se requiere del esfuerzo de todos, sin importar la condición física, intelectual, económica, social o cultural. Destruir las cimientes de la desigualdad social es el gran reto de esta generación y de las que vienen. Construir un mundo de equidad, de igualdad de condiciones y de respeto de la dignidad humana, debe ser el objetivo común de quienes están comprometidos con el desarrollo humano.

Rompamos, de una vez y por todas, con “la idea de que unas vidas valen menos que otras”, que es, como ha dicho el antropólogo Paul Farmer, “la raíz de todo lo que está mal en este mundo”.

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