Félix Bautista

Uno de los grandes desafíos de los sistemas educativos latinoamericanos es el reclutamiento de los futuros profesores, elemento esencial para que los sistemas educativos pasen de buenos a excelentes. Para logarlo es necesario alinear un conjunto de factores que pueden resultar difícil, lento y complejo: verificar la estructura salarial, el prestigio de la profesión, la selectividad del ingreso a los programas de formación docente y la calidad de la formación de los maestros.
Está claro, que la calidad de un sistema educativo es directamente proporcional a la calidad de sus maestros, de ahí que, la selección de quienes aspiran a ingresar a la carrera docente debe pasar por un proceso riguroso de selección, donde se verifiquen ciertas aptitudes de los postulantes.
El británico Michael Barber, pedagogo y Asesor Principal de Educación de Pearson; y Mona Mourshed, responsable de la división de educación global de McKinsey & Company en Washington D. C., en un documento titulado «Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos», indican que “para que una persona pueda convertirse en un docente eficiente deberá poseer cierto conjunto de características susceptibles de identificación antes de ejercer la profesión, tales como: un alto nivel general de lengua y aritmética, fuertes capacidades interpersonales y de comunicación, el deseo de aprender y motivación para enseñar; y todo ello para luego ir superando varios procesos de selección”.
Los expertos en educación del Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Bárbara Bruns y Javier Luque, han expresado que la falta de selectividad socaba el prestigio de la profesión y vuelve menos atractiva la formación docente para los estudiantes más destacados.
Si se observan los sistemas educativos latinoamericanos, la selectividad en el ingreso a la carrera docente recibe poca atención, trayendo como consecuencia que la cantidad de estudiantes que ingresan a las universidades a estudiar pedagogía es mucho más alta que en los países donde la selección es rigurosa. En América Latina y El Caribe los maestros en su mayoría exhiben bajos estándares académicos y un exceso en la cantidad de graduados, muchos de los cuales no consiguen empleo y tienen que dedicarse a otras labores. En Perú, el 50% de los egresados no consigue empleo, en Costa Rica el 54% y en Chile la mitad de los graduados trabajan en otras labores.
En cambio, en Singapur y Finlandia, considerados dentro de los países con altos estándares en la selección de los aspirantes a la formación docente, del 33% de los mejores estudiantes de secundaria que aspiran a ingresar a la carrera docente, solo el 20% cumplen con los requisitos. Finlandia por ejemplo, hizo su reforma educativa en 1970 y en cuatro décadas transformó su mercado laboral docente, asumiendo la selectividad y el prestigio de la profesión como elementos cardinales de su sistema educativo.
En estos países los salarios de los maestros duplican el de los ingenieros y abogados, sin contar con los bonos que reciben por desempeño, los cuales van desde un 10% hasta un 30% de sus ingresos anuales. Para Bruns y Luque, los aumentos de salario solo provocarán una mejora en la calidad si van acompañados de políticas dirigidas a incrementar la selectividad de los programas de formación docente.
Los expertos del BID y el BM, señalan que hay tres mecanismos para hacer más selectivo el reclutamiento de los profesores: elevar los parámetros para el ingreso a la profesión docente; elevar la calidad de los institutos de educación docente; y elevar los parámetros de contratación de los nuevos profesores.
Los países latinoamericanos, han abordado estos aspectos a través de varias estrategias: cerrando los institutos de formación docente de baja calidad; estableciendo universidades que dependan directamente de los ministerios de educación; elevando los requerimientos de acreditación a las instituciones de educación superior que imparten la carrera; y otorgando becas y facilidades a los mejores estudiantes para que ingresen a la carrera docente.
Perú estableció restricciones para el ingreso en el año 2006, y el número de inscritos bajó de 11 mil a 389 en un año; cerraron varios institutos y estableció topes anuales para la matrícula. Ecuador hizo lo propio, en el 2012 cerró 14 institutos de formación de baja calidad, y está creando la Universidad Nacional de Educación (NAE), como una dependencia del Ministerio de Educación.
Otra estrategia para elevar los parámetros de ingreso a la carrera docente, es otorgar incentivos a los estudiantes más destacados de la secundaria. En Finlandia, Hong Kong (China), Escocia y Singapur, los estudiantes seleccionados reciben formación gratis, más un salario durante el desarrollo de la carrera. Chile y Colombia han implementado programas similares. El de Chile se denomina Beca Vocación de Profesor (BVP), y desde que inició el programa en el año 2010, solo 3 mil 500 estudiantes han ingresado al programa, de un total de 130 mil que cursaban la carrera de pedagogía.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha establecido que en Latinoamérica, los programas de formación docentes son deficientes y la calidad de dichos programas son terriblemente deficientes. La mayoría de los países de América Latina y El Caribe no establecen requisitos mínimos de enseñanza práctica, excepto Cuba, con muy buen desempeño, donde el 72% del programa de educación docente se dedica a las prácticas en las escuelas, equivalente a 5mil 600 horas a lo largo de 5 años.
Finalmente es necesario elevar los estándares de contratación de los maestros. Las normas para garantizar una contratación eficaz conforme a los expertos antes citados, se suscriben a: estándares nacionales para la enseñanza (lo que un profesor debe saber y poder hacer), evaluación de las competencias y habilidades de los profesores antes de la contratación y la certificación alternativa.
América Latina está lejos de cumplir estos parámetros. Sin embargo, diversos modelos a nivel internacional indican que es posible lograr insertar los mejores estudiantes en la formación docente. Solo hay que asumir el reto, buscar los recursos y ponerse a trabajar. Así lograremos mayor progreso y bienestar para todos. Necesitamos profesores excelentes.