El Partido de la Liberación Dominicana es la más exitosa organización política en la historia del país, si exceptuamos a la sociedad secreta La Trinitaria, forjada por el fundador de la nación, Juan Pablo Duarte, y a los gestores de la Guerra de la Restauración.
Mas, esa efectividad no es fortuita, el PLD es la obra cumbre de un formidable actor político en el ámbito de América Latina, un precursor de impacto universal, el líder imperecedero, Juan Bosch.
Para 1970, ya Don Juan estaba convencido de que el Partido Revolucionario Dominicano, que fundara en La Habana, Cuba, en 1939, con la meta de terminar con la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, había concluido su misión histórica y por tanto no podía ser factor de cambio social.
Desde Benidorm, España, sumergido en proceso de estudios sociales profundos, Bosch decidió posponer, empero, su salida del PRD, el mismo que llevara al poder en 1962, y que no pudo responder de manera articulada al oneroso Golpe de Estado en 1963.
Se había filtrado el plan del imperio estadounidense de aniquilar a la juventud progresista de la República Dominicana sobre la base de su tutelaje al gobierno despótico de Joaquín Balaguer, instalado desde 1966.
Ante esa realidad, Bosch regresa a la Patria, y de inmediato pone en marcha un plan para obligar a Balaguer a manejarse “dentro de su propia legalidad”, puntualiza el antiguo activista nacional y filósofo Diógenes Saviñón.
Bajo la premisa de que solo con la movilización de sectores democráticos internos en los Estados Unidos se podía frenar la aniquilación de jóvenes contestatarios, Don Juan envía allí a José Francisco Peña Gómez y a Milagros Ortiz Bosch, con la misión expresa de hacer campaña por la protección de los derechos humanos en la República Dominicana.
En tanto, en el frente interno, Bosch enfrenta abiertamente la represión balaguerista, con denuncias firmes y constantes frente a las funestas hordas criminales instigadas desde el mismo régimen.
Ya para 1973, convencido, como habíamos señalado; de que el PRD estaba anquilosado, Bosch emprende incitativas nodales, en primer lugar, la formación de la Comisión Permanente.
Esta fue concebida como órgano ejecutivo para manejar el día a día del PRD, equiparable con el Comité Político del PLD que surgió después, y que hoy gravita con mayor peso específico en la vida nacional.
Concomitantemente, Juan Bosch forma y enlaza dos círculos de estudios en la jerarquía partidaria, y que como diría más tarde, “fueron génesis del PLD”.
La decisión que tenía Bosch tomada, de salir del PRD y crear una nueva entidad, se precipita con la crisis desatada tras la llegada del coronel Francisco Alberto Caamaño al frente de un pequeño grupo de expedicionarios que buscaban derrocar a Balaguer mediante la guerra de guerrillas.
Tras una tortuosa etapa de clandestinidad, Juan Bosch reaparece firme en su actitud de condena a Balaguer, y el 15 de diciembre de 1973 anuncia la salida del PRD junto a un puñado de dirigentes que forman una organización nueva en esencia, el Partido de la Liberación Dominicana.
Es en el Congreso Constitutivo Juan Pablo Duarte, celebrado en el centro de actividades Fiesta de Luxe, en la que se socializa la sustancia vital de la nueva entidad y se traza su misión histórica de completar la obra del Patricio.
Pero de mayor importancia, también, fue la celebración de la Conferencia Salvador Allende, en 1974, donde se establecen la estructura orgánica y la base teórica de los métodos de trabajo que adoptaría el partido.
Ese sustento ideológico en las practicas que desarrollaría el PLD, se sintetiza en la premisa: “De lo particular a lo general, y de los simple a lo complejo”, o de manera más acabada, “De lo particular a lo general, y de lo general, de vuelta a lo particular”.
Así, la organización se dotó de una metodología de trabajo fundamentada en el desarrollo sistematizado de las experiencias obtenidas en las prácticas políticas.
Aunque tras el golpe, Juan Bosch se adentra en el estudio del marxismo y adopta como guía el materialismo histórico, precisó que no le tocaba el apellido “leninista”, a propósito de que ello implicaría la inclinación por establecer la dictadura del proletariado, como planteara y ejecutara Vladimir Lenin, líder de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia.
Se trató de algo muy simple, que en la República Dominicana del Siglo XX era vano luchar por establecer el gobierno de una clase que no existía, el proletariado, como tampoco de una clase burguesa dominante.
En efecto, Juan Bosch estudia la realidad dominicana y concluye que más allá del concepto primigenio de la prevalencia de un país dividido en “gente de primera y gente de segunda”, lo que predomina verdaderamente en nuestra sociedad es la gente que no es propietaria de medios de producción, que tampoco califica como mano de obra industrial capaz de generar plusvalía para sus patronos.
Por tanto, la sociedad dominicana estuvo y está compuesta mayoritariamente por pequeños burgueses, a los que Juan Bosch fue el primero en identificar y categorizar de manera precisa y certera en su estructura por capas: pequeña burguesía alta, pequeña burguesía media, pequeña burguesía baja, pequeña burguesía baja pobre y pequeña burguesía baja muy pobre.
Recordemos que antes de revelar el nacimiento del PLD, Juan Bosch, a inicios de los años 70, lanza desde el PRD la Tesis de la Dictadura con Respaldo Popular, que fue asumida por esa organización, entonces la principal de oposición frente al régimen de Balaguer.
Como dato interesante, destacamos que el ya fenecido líder de la Revolución Bolivariana en Venezuela, Hugo Chávez, proclamaba que la edición de la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular era su libro de cabecera, y constituía la guía de su gobierno.
Sin embargo, a finales de 1973, la crisis interna del PRD y los informes en torno a la inminente llegada de la expedición comandada por Francis Caamaño, y un entorno internacional caracterizado por el golpe de estado a Salvador Allende, enmarcan el momento histórico en que surge el PLD.
Allende, que llega al poder en Chile por la vía democrática, es depuesto mediante una sangrienta acción militar que no pudo ser enfrentada en forma articulada por la coalición que le sirviera de plataforma electoral, la Unidad Popular.
Es indiscutible, que el cruento ataque de los gorilas encabezados por el general Augusto Pinochet contra el gobierno socialista de Allende, quien resistió en Palacio hasta suicidarse, fue causa de un gran impacto emocional en Juan Bosch. Allende era su amigo, a quien advirtiera del eventual fracaso de su ensayo.
Frente a antecedentes como la incapacidad de respuesta del PRD al golpe de 1963, situación que persistía en la década de los 70, más la experiencia reciente de Chile, Bosch asume la necesidad de que la nueva organización, el PLD, tenía como reto superar esa falencia.
En su libro “El PLD y las Fuerzas Sociales”, Franklin Almeyda Rancier, establece que con el golpe a Allende, el 11 de septiembre de 1973, se cumplió cabalmente la tesis de Juan Bosch de que Estados Unidos no favorecía el acceso de gobiernos progresistas en la región.
Para hacer del PLD “un partido nuevo en América”, Juan Bosch toma como guía a los grandes pilares de la Humanidad, las instituciones modelo en cuanto a éxito y permanencia.
De la Iglesia, el PLD replica la mística, el perseguir una meta en la que las masas se reflejan convencidas, algo en lo que la gente cree.
De los Ejércitos, la disciplina militar estricta, como requisito imprescindible para obtener éxito en las batallas.
Del Capitalismo, la Organización y Métodos (O&M), sistematización organizacional que en el campo de la industrialización dio paso, incluso, a una carrera académica, la Ingeniería Industrial, y que al PLD le facilita el desarrollo de “una manera propia y particular de hacer las cosas”.
Del Comunismo, de este sistema, el PLD incorpora el Centralismo Democrático, de manera real, no maniqueísta ni dogmática, por lo que en sus discusiones internas, todos los miembros tienen derecho a la palabra, todos pueden participar y expresar sus opiniones, pero una vez establecida la posición mayoritaria, todos deben ejecutar las decisiones y marchar en una misma dirección.
El 15 de diciembre de 1973 se establece como la fecha de fundación del PLD, aunque su estructuración como partido de cuadros se hizo mediante la Conferencia Salvador Allende, celebrada los días 10 y 11 de mayo de 1974, en el llamado “Palomar”, del segundo piso de la Casa Nacional, destaca Almeyda Rancier.
En este salón, se reunió el primer Comité Central del Partido, con 25 miembros, incluyendo los cinco del primer Comité Político, y unos cuantos compañeros más, y allí quedó definida la base teórica de los métodos de trabajo partidario.
Se decidió incorporar la dialéctica a los métodos y estilo de trabajo partidario. La participación de todos los militantes desde los organismo en que hacen vida, lograr la unificación de criterios, y en caso que no, que prevalezca el centralismo democrático.
En cuanto a Organización, un ente debía reproducirse a sí mismo. Un Comité de Base de cinco miembros, debía generar cinco círculos de estudios, formados a su vez por cinco miembros.
La suma de los comités de base formaba un comité intermedio. De esta forma, el partido crecía geométricamente, sin perder la calidad.
La Unificación de Criterios sirvió como base esencial para la discusión de temas en cada organismo. Su idea fundamental consiste en establecer consensos, y en caso de no lograrlo, aplicar el centralismo democrático, pero siempre respetar las posiciones de minoría.
Evaluación Cualitativa, Crítica y Autocrítica, sin desmedro de jerarquía, cada estamento partidario debía establece como punto fijo de agenda en sus reuniones semanales estos puntos, como forma de asegurar la corrección de deficiencias, con la condicionalidad de que solo podían realizarse a lo interno de cada organismo.
La Conferencia Salvador Allende estableció, sobre la base de las experiencias dentro del PRD, que los organismos debían manejarse con cinco integrantes, de forma que pudieran reunirse en cualquier circunstancia y aplicar las metodologías de formación política,
En tiempos de guerra fría y de recia represión, también el Comité Político del PLD constaba de solo cinco miembros, y Don Juan destacaba que podía reunirse incluso en un automóvil en movimiento, frente a cualquier eventualidad.
Al partido, lo mejor de la sociedad
Aunque estaba inscrito en el PRD, Ramón Andrés Blanco Fernández, prestante abogado de la Capital, no era plenamente un militante, sino que su aura era la de miembro sobreviviente del otrora clandestino Movimiento Antitrujillista y Patriótico 14 de Junio, develado y reprimido por los servicios de seguridad de la tiranía.
El joven letrado, sobrevivió a las torturas en el tenebroso centro de la Cuarenta, posteriormente, mientras participaba de un curso de alta política en la escuela fundada en Costa Rica por el ex presidente José (Pepe) Figueres, queda profundamente impresionado por las palabras de su compatriota Juan Bosch, quien impartía una charla a los matriculados.
Blanco Fernández le comentó a su compañero de aulas y del 14 de Junio, Rafael Molina Ureña, que “ese conferencista”, es decir Bosch, “tiene más conocimientos que nadie en la República Dominicana, y por tanto debemos seguirle”.
Recuerda que en esa intervención, a mediados de los años 60, Juan Bosch enfatizó en los principios de Unidad Latinoamericana, legados por El Sembrador Eugenio María de Hostos, El Libertador Simón Bolívar y El Apóstol José Martí.
Fue por eso, que tiempo después, en 1968, junto a un grupo de otros jóvenes profesionales destacados, entre los que sobresalían Euclides Gutiérrez Félix y Emmanuel Espinal, se juramentaba en el PRD presidido por Bosch.
Este respaldo de Blanco Fernández al profesor, se mantuvo en 1973, cuando desde uno de los dos primeros círculos de estudio formado por Bosch dentro del PRD, le acompaña en la fundación del PLD e integra su primer Comité Central, organismo al que pertenece en la actualidad.
Dominicanos en el exterior reaccionan
Ya para 1973, Nueva York era considerada la “segunda Ciudad Dominicana”, por la cantidad de compatriotas radicados allí.
Fue por eso, que el impacto de la renuncia del expresidente de la República, Juan Bosch, repercutió de inmediato en la comunidad criolla asentada allí y se difundió rápidamente por otras demarcaciones estadounidenses, como Massachusetts, New Jersey y La Florida.
Francisco Fernández, un joven inmigrante simpatizante de Bosch, recuerda que tras el anuncio de la salida del ex mandatario del Partido Blanco, varios dirigentes perredeístas muy conocidos en Nueva York, entre los que destacan José Fernández, Jaime Vargas y José Andújar, replican la dimisión y fundan la Seccional.
Había mucho desconcierto y desinformación en la diáspora, “yo mismo era uno de los que no sabía que Don Juan había salido del PRD” confiesa el hoy miembro del Comité Central del PLD, sobre las dificultades para propagar la misión del nuevo partido.
No obstante, el mensaje novedoso enarbolado desde el PLD cala entre los dominicanos radicados en territorio estadounidense, y con el tiempo la Seccional que hoy lleva el nombre del meritorio compañero Jaime Vargas se constituye en uno de los grandes puntales de la organización.
Francisco Fernández apunta que el PLD, en su etapa de desarrollo tomó en cuenta el aporte de esta comunidad, y por sugerencia de Juan Bosch se le otorga representación estatutaria en el Comité Central, y fue Jaime Vargas quien ostentó esa jerarquización por primera vez.