Opinión

Con actos conmemorativos recordamos este fin de semana el día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, fecha que nos llega con alarmantes cifras. Este año, las manifestaciones no fueron solo en los acostumbrados actos, sino con una interesante fuerza a través de las Redes Sociales.

Según revelan investigaciones de ONUMujeres, la República Dominicana está catalogada como un país de ingresos medios. Entre el 2004 y el 2016, la economía dominicana ha crecido de manera sostenida en un promedio de 4,7%, por encima del promedio latinoamericano. Sin embargo, el 35.8% de la población se encuentra en la pobreza y el 7.9% bajo la línea de pobreza extrema, lo cual refleja un nivel bajo de la distribución de ingreso.

Indudablemente este contexto da forma a varios de los retos para la igualdad de género, incluyendo la violencia contra las mujeres y las niñas, las altas tasas de mortalidad materna y el embarazo adolescente. Actitudes y normas discriminatorias presentan más obstáculos en el logro de la igualdad de género.

Afortunadamente en enero de 2010, con la modificación de la Constitución, se incorporaron elementos claves para seguir avanzando y profundizando en materia de igualdad de género y derechos humanos de las mujeres dominicanas al declarar que el Estado debe promover la igualdad de derechos fundamentales entre mujeres y hombres (art. 39), la maternidad y la paternidad responsables y el valor del trabajo del hogar (art. 55), y condena la violencia intrafamiliar y de género (art. 42).

Además, la República Dominicana ha ratificado la CEDAW en 1982 y su Protocolo Opcional en 2001, así como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belén do Pará), en 1996. La voluntad del país de trabajar hacia la igualdad de género está plasmada en la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, donde figura como uno de sus ejes transversales. El Plan Nacional de Igualdad de Género (PLANEG) 2007-2017, impulsado por el Ministerio de la Mujer, así como la inclusión de la igualdad de género en los planes sectoriales (salud, trabajo y competitividad, educación, ciencia y tecnología, comunicación, y justicia), son otros instrumentos alentadores.

Sin embargo, no estamos haciendo lo eficiente. Existe la necesidad de que esta voluntad se materialice en la distribución presupuestaria nacional y en el otorgamiento de recursos a políticas públicas con perspectiva de género. Por ejemplo, el Ministerio de la Mujer recibe apenas el 1% del Presupuesto General del Estado, con una asignación anual de menos de 500 millones de pesos.

Lograremos eliminar la violencia contra las mujeres cuando esta sea una prioridad del gobierno, fortaleciendo las instituciones que intervienen en el tema, asignándoles los recursos suficientes para que cada entidad pueda cumplir su rol. En República Dominicana existe una deuda social acumulada que está exigiendo su saldo, es por esta razón que nos preguntamos ¿estamos haciendo lo eficiente?.

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