Opinión

En esta última entrega de esta serie, debo ir concluyendo el tema que estamos desarrollando y creo oportuno hablarles acerca del desarrollo económico con crecimiento social, porque lo considero importante para poder comprender la importancia política de la participación comunitaria en los centros escolares.

Ésta participación implica la interacción Estado ciudadanía, así como entre grupos y personas, en torno a la construcción de capital social. Es en esencia un requisito indispensable para la construcción de desarrollo social en equidad. Este punto es trascendente, debido a que su análisis nos remite a otra pregunta: ¿Cómo incide la configuración del capital social en la construcción de un ciudadano consciente y empoderado, que debe ser desarrollado por la educación que se imparte en las aulas?

El Estado en todas las latitudes y esencialmente sus gobiernos han estado cuestionados por los ciudadanos desde la última década del siglo pasado y ese cuestionamiento ha evolucionado hacia una desconfianza peligrosa para la estabilidad democrática, seguridad y orden institucional de las naciones. La República Dominicana no escapa de esa situación, muy por el contrario, es una de las naciones sindicada con un alto índice de corrupción administrativa en los ámbitos público y privado. En tal sentido, la desconfianza en las instituciones escolares es una nota diaria en el ámbito social y político, haciéndose necesario la implementación de políticas dirigidas al capital social, para elevar los niveles de confianza de la gente en las acciones gubernamentales, para de esa forma tratar de paliar la violencia, desencadenada en forma gradual, con el objeto de crear ambientes propicio en aras de enfrentar con éxito la corrupción en todo el orden social.

Es preciso trabajar junto a la comunidad para fortalecer el tejido social existente, darle orientación y formación informal, para que la estructura organizacional de las instituciones se vigorice, democratice y transparente en forma fiable hacia la gente que vigila y desconfía alentada por los medios de comunicación en sentido general, muy específicamente a través de las vías informáticas. En el orden del trabajo para fomentar el crecimiento de las personas con entes sociales capaces de tener éxito y comprometerse con la sociedad que les ha ofrecido cobijo, calor y protección, es necesario hacer conciencia del contexto en que se desarrollan los desafíos para soluciones conflictivas. La comunidad de hoy ya no es la misma que conocíamos en años anteriores, ella ha aprendido de las vicisitudes que han tenido que padecer por causa de los olvidos de los que hacen política partidaria, que la mayoría de veces hacen promesas que no cumplen y creen que la comunidad no les va a pasar factura nunca a sus incumplimientos y desaires, luego de conseguir las metas que se propusieron en lo particular.

Hay que inaugurar intangiblemente una escuela que pueda formar a ciudadanos en las capacidades que requieren las políticas públicas, es una escuela sin aula, en donde se aprende con el compartir de las vivencias diarias, en el intercambio horizontal con las autoridades medias y sobre la solución de problemas a través del intercambio con los técnicos correspondientes. Falta mucha información confiable, entendible y transparente, con el objeto de trabajar las necesarias esperas a la que tienen que ser sometidas las demandas de la comunidad, a veces por falta de presupuesto por cualquier razón entendible.

En ocasiones creemos falsamente, que la existencia de altos niveles de cohesión y participación se traduce en vida democrática, pero en ocasiones existen grupos sociales a especie de condominio, que son altamente excluyente y elitista. Otras veces los demandantes pueden solicitar con energía y altos niveles de fortaleza, pero en el fondo su accionar no es democrático sino todo lo contrario. Entonces para convertir a los ciudadanos de las diferentes posiciones sociales, en verdaderos entes sociales de conciencia democrática, formando subconjuntos sociales con capacidad de reclamar, dar seguimiento al reclamo y persistir en sus derechos hasta solucionar solicitudes en acción participativa.

Las APMAES y el inventario de las organizaciones del contexto escolar

Visto lo anterior, podemos reflexionar sobre el contexto escolar y las fortalezas, debilidades, debilidades y oportunidades que se presentan en la cartografía en que está enclavada la escuela. ¿Cuántas escuelas tendrán ese mapeo? ¿Cuántos equipos directivos de los centros escolares verán estas estadísticas como una necesidad de gestión? Son preguntas importantes que no se hacen en la mayoría de los distritos, regionales y ministerios educativos de la región latinoamericana. Pero esa es una particularidad que debe ser resuelta desde el desarrollo de políticas públicas de integración para el desarrollo social en acción permanente.

Es pertinente para cada director de escuela pública, que durante la etapa de previsión desarrollada, el equipo de gestión del centro escolar considere en forma objetiva los recursos de que dispone la escuela para tratar de solucionar los distintos conflictos, problemas y reclamos sobre la participación, pero siempre asociándolo a la calidad de los procesos de gestión, tanto en los aspectos lúdicos como administrativo. Esta pertinencia debe ser convertida en necesidad real y desde las esquinas del compromiso profesional y de la responsabilidad social. La estadística que se produce a través del mapeo de las organizaciones del contexto escolar, están asociadas directamente con el éxito de la planeación escolar en el sentido del corto, mediano y largo plazos. Pongámonos a pensar en el gobierno escolar y en los otros espacios de integración que aparecería como resultado de las relaciones que se desarrollarían con estas organizaciones en pro de proyectos de mejora del centro escolar. La escuela necesita comunicar las acciones y actividades positivas que desarrolla, estas organizaciones podrían servir de multiplicadores de las cosas buenas que pasan en la escuela. Podríamos hablar también de cuestiones como la seguridad del entorno y por esa vía reflexiva propositiva, podríamos encontrar una serie de proyectos para el bienestar de la escuela y de la sociedad que la circunda.

Los actores, los procesos y la información

La utilización que se hace de los recursos se hace para atender a qué y cuánta información poseen los actores, para ver cómo éstos acceden a las informaciones y entonces hay que observar la mentalidad de cada uno de los actores con respecto al uso de dichas informaciones. Hay que observar los niveles de pluralidad en el conjunto participante, para medir diferencias y asimetrías de cada uno de los participantes como protagonistas de las acciones en representación del sector correspondiente, porque estos actores deben provenir desde lo académico, técnico, institucional y aquellos que aportan a través de sus experiencias particulares, las que les han colocado en condiciones de aportar sobre la realidad de los acontecimientos y en una forma descarnada, porque la han vivido o la han visto vivir.

Al concebir la participación comunitaria como una interacción como acción de búsqueda de una consolidación continua en su perfeccionamiento, estamos pensando en vías de construir rutas de acción participativa, en donde los ciudadanos incidan en los derroteros de las acciones gubernamentales, tanto del ejecutivo, como de los alcaldes que administran los municipios y distritos municipales.

Tenemos que hacer de la participación una acción evidenciada sobre la definición, ejecución y control de la planeación de cada una de la programación de los proyectos a ejecutar en el ámbito territorial, como un aporte significativo desde la escuela hacia la consolidación democrática del Estado Dominicano.

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