El funcionamiento de la mente de algunos seres humanos es tan complicado, dentro del terreno político, que un día usted puede ser portador de una tesis acabada y aceptada por muchos, y al día siguiente verse obligado a negar dicha tesis ya sea de manera parcial o total.
Nadie pone en duda que la actividad política es compleja. Y más en aquellos países como el nuestro en donde una inmensa mayoría de sus actores luchan desesperadamente por estar encima del escenario y ser protagonistas a como dé lugar, sin importar las consecuencias y, mucho menos, las heridas que pudiesen provocar en sus actuaciones.
Aquí eso lo notamos fácilmente entre políticos de una misma organización e incluso de un mismo órgano de trabajo. Ocurre como si fuera algo natural. No disimulan su inquina. Por décadas teniendo buenas relaciones y, repentinamente, se presentan ante los ojos de la sociedad como si fuesen enemigos activos desde hace años.
De súbito, olvidan que es regla básica de todo político el no dejarse arrastrar por las pasiones o las emociones desbordadas. Lo correcto entonces sería aprender a ser respetuoso y prudente con los miembros de su mismo litoral político, a pesar de las adversidades.
Digo esto porque da pena y vergüenza observar cómo algunos pre-candidatos del PLD intentan confundir a las masas con la intención de provocar el cese inmediato del crecimiento y aceptación popular del también pre-candidato Leonel Fernández. Lo que la sociedad percibe es que se trata de un asunto de carácter personal. Queda dicho.