Euclides Gutiérrez
El autor de esta columna ha reiterado, en diferentes ocasiones, la importancia del mes de agosto en la historia del pueblo dominicano y, particularmente en nuestra vida, porque un 27 de agosto de hace más de 100 años, nació nuestra madre.
Pero ahora en el escenario sentimental del recuerdo, aumenta su importancia: Se fueron de la vida nuestra prima-hermana Prexedes Bueno Gutiérrez, hija de mi tía Justina, cuñada favorita de nuestra madre.
Ha muerto también Inova Martes Hoffiz, hija de mi madrina de Confirmación Aurora Hoffiz de Marte. A esta ausencia eterna se agregan cuatro personas, no solamente de nuestros afectos, respeto y reconocimiento: Antes de agosto del coronel Kalil Hache, caballero, amigo, extraordinario jinete de primera categoría.
Maximito Rodríguez, a nuestro criterio el mejor bailador de todos los tiempos, que ha nacido en la República Dominicana; más que amigo hermano del autor de esta columna, como lo fue también su hermano José Esteban íntimo amigo de infancia de mi hermano, muerto hace muchos años, Joselin Gutiérrez Félix.
A ellos se agregan Vilma Benzo de Ferrer, dama distinguida, historiadora, que fue Directora del Museo de Historia dominicano, e íntima amiga por mucho, más que amiga, hermana, de nuestra hermana, fallecida también, Martha Gutiérrez de García.
Estoy convencido si de que es cierto que a los seres buenos, Dios los lleva al cielo a descansar eternamente a su lado, a ese lugar han llegado Prexedes, Inova, Kalil y Maximito. Allí estarán por siempre.
Ahora debo señalar el nombre de un ciudadano meritorio y distinguido de nuestro pueblo: Leopoldo Espaillat Nanita, Arquitecto, sobre saliente funcionario de varias Instituciones y Ministerios del Estado, amigo inolvidable y apreciado del autor de esta columna, a quien conocía hacía muchos años desde nuestra juventud, como estudiante universitario, que se profundizó en una relación fraternal a partir del 24 de abril 1965; Leopoldo Espaillat era el asistente personal de Rafael Molina Ureña, quien bajo la jefatura política de Juan Bosch, junto al coronel Rafael Fernández Domínguez y otros Militares Constitucionalistas, organizaron el levantamiento militar que generó el episodio que hemos llamado siempre la ¨Epopeya Incompleta¨ del pueblo dominicano, porque la ¨ Gran Epopeya Dominicana¨, fue la¨ Guerra de la Restauración¨ que se inicio el 16 de agosto del 1863.
En la casa de Leopoldo Espaillat Nanita, que estaba ubicada en la avenida Bolívar esquina Leopoldo Navarro, hasta donde se extiende el famoso barrio residencial de Gazcue, el domingo 25 de abril a las 10:00 a.m., llegamos a conversar con Rafael Molina Ureña mi compañero, amigo, condiscípulo, colega y compadre Ramón Andrés Blanco Fernández, porque pertenecíamos al pequeño grupo de profesionales, que apoyábamos el retorno de Juan Bosch a la Presidencia de la República.
Molina Ureña nos dijo que él no entraría al Palacio Nacional, a ocupar la presidencia que provisionalmente le correspondía, hasta que Donald Read Cabral, no abandonara el Palacio; momento en que llegó el conocido Pujols Manzueta, héroe de aquel episodio, uniformado de mayor del Ejército Nacional; y de común acuerdo Molina Ureña, Espaillat Nanita, Blanco Fernández y quien escribe aquel momento, le dijimos a Pujols que fuera al Palacio Nacional mandado por Molina Ureña, para que arrestaran a Read Cabral. ¡Hasta siempre estas hermosas figuras en la historia de nuestras vidas, tres mujeres y tres hombres.