Las políticas erráticas implementadas por el gobierno de Luis Abinader, llevan el país de manera acelerada hacia un derrotero plagado de incertidumbre, pobreza, violencia e inseguridad ciudadana.
En las elecciones del 2020 y 2024, además de que fueron estafadas una y la otra con artimañas, comprando cédulas frente a los Colegios Electorales, comprando legisladores, diputados y dirigentes de los partidos de oposición, a lo que se agrega el uso abusivo de los recursos del estado a nivel de todas las esferas de la vida social.
La población creyó en la gama de promesas demagógicas que hizo el candidato del PRM, y metieron en una trampa a la Nación entera.
Ahora los apagones están a la orden del dia; colapsaron los servicios públicos: Metro, el 9-1-1, SENASA, SALUD, AGUA POTABLE y el costo de la vida sube y sube, sin que las autoridades den la más mínima señal de poder enderezar el barco.
Los escándalos de corrupción, con licitaciones amañadas y alquileres millonarios de locales, están a la orden del día, sin que se vislumbre ni capacidad para controlar el robo, ni el más mínimo interés de poner un stop.
Marchamos como país en la misma ruta de un barco a la deriva.
Nunca antes en la historia Nacional se había hipotecado el país con tantos emprestitos y sin que se tenga noticia de en cuáles lugares del territorio Nacional se han invertido más de 50 mil millones de dólares tomados prestados a la brigandina en la banca internacional.
A Dios que nos tome confesado ante tanta podredumbre, tanta incapacidad gerencial en muy marcados estamentos del estado.
Hay que denunciar, organizar al pueblo y llamar a la resistencia popular.
Gritamos con fuerza y unidos o perderemos el país que todos queremos.