Euclides Gutiérrez

Desde hace un tiempo el autor de esta columna, en diligencias y asuntos de carácter profesional, lo que queremos decir es que en mi condición de abogado; profesión que he ejercido por más de cincuenta años, pero que ahora no puedo hacer actos de presencia en los tribunales de la República, porque la Ley que rige los destinos de la Superintendencia de Seguros me lo impide, aunque no me impide recibir personas interesadas en negocios en nuestro país que por lo regular son remitidas de otros países de Europa y América, por amigos y relacionados que nos tienen confianza y que nos honran y nos distinguen recomendándonos como conocedor de las actividades empresariales e industriales. Por esas razones hemos conversado en los últimos cuatro o cinco años, tal vez más, con decenas de personas interesadas en hacer inversiones en el país o establecer relaciones comerciales en el mercado dominicano.
Lo que realmente nos llama la atención es la sorpresa de los extranjeros cuando conocen en detalle la extraordinaria capacidad productiva, no solamente de nuestro pueblo, sino particularmente de la riqueza de la naturaleza, o la mano de Dios como dicen muchos, con la que ha sido beneficiado este territorio que es mas de la mitad de la Isla de Santo Domingo. Realmente muchos se sorprenden de la riqueza de los valles y de la abundancia de ríos, arroyos y manantiales que se extienden a lo largo y ancho del territorio nacional. Por eso el titulo de esta columna “¿Hacia dónde vamos?”.
El autor está convencido que el Presidente del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, compañero Danilo Medina, se ha dedicado con consistencia y coherencia, a elevar la capacidad productiva en todas las aéreas de la república. En esta columna escribimos hace mucho tiempo que el único país de Centroamérica y el Caribe que consume el noventa por ciento de lo que produce, es nuestra nación, riqueza que nos ha permitido llegar a la apreciada y generosa suma de sesenta y cuatro mil millones de dólares, como Producto Interno Bruto. Pero realmente, ésa, más que elevada cantidad de dólares al criterio del autor, no ha sido correctamente aplicada en algunos de los aspectos más importante de la educación y la salud de nuestro pueblo, y esa realidad es la que nos permite preguntar “Hacia dónde vamos?”.
El tiempo dirá mas adelante si estamos en condiciones y en decisión de rectificar nuestro rumbo, convencidos de que el pueblo dominicano no produce para alimentar a diez millones de habitantes, y que también estamos obligados por decisión del destino a producir, para abastecer sino a la totalidad, a más de la mitad de ese vecino que todavía tiene el nombre que no se corresponde con la verdad de República de Haití, o como le dicen también Estado Haitiano; que también estamos convencidos que no es ninguna de las dos cosas, ni es una República organizada, ni es un Estado Institucionalizado. Haití como dijo Juan Bosch hace muchos años, es pura y simplemente un conglomerado humano.