Euclides Gutiérrez

Así se llamaba el Comandante Barahona, conocido con ese nombre de guerra, muy popular en el extraordinario y admirable proceso del episodio iniciado el 24 de abril de 1965, cuando un mayoritario grupo de oficiales superiores y de otros rangos del Ejército Nacional, iniciaron un levantamiento que tenía como objetivo el restablecimiento de la vigencia de la Constitución de 1963 y en la presidencia de la República al profesor Juan Bosch, quien había sido elegido el 20 de diciembre del 1962, por la mayoría absoluta de los votantes dominicanos que alcanzó la cifra del sesenta por ciento. Barahona, un joven de apenas veintitrés o tal vez veinticuatro años de edad, al igual que otros jóvenes se sumaron en apoyo a esa gesta hermosa, que terminó convirtiéndose en una Epopeya Incompleta que estremeció América y conmovió la mayoría de los pueblos del mundo, con la demostración de valentía y firmeza que dio el nuestro en aquel momento.
Eliseo Andújar Terrero, alias “Barahona”, murió el 6 de noviembre del corriente año, en la misma fecha en que cumplió ciento setenta años de haber sido promulgada la Primera Constitución de la República, que dejó consagrada, formalmente, como Estado republicano a la nación, que en un largo proceso de más de trescientos años a partir de 1492, se había formado en un conglomerado social y humano, en el cual se profundizaron las raíces de lo que sería reconocido después, muchos años después, como “un pueblo legendario, veterano de la historia y David del Caribe”; única nación en la historia de América que ha luchado cinco veces en su territorio, contra ejércitos invasores de cuatro de las naciones más poderosas que ha conocido la historia de la humanidad: España, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos de América.
Barahona, al igual que otros dominicanos contemporáneos, combatieron bajo la jefatura de militares del ejército, la marina, la fuerza aérea y la policía nacional, y recogieron la bandera de la soberanía, la independencia y la dignidad de nuestro pueblo, cuando a partir del 28 de abril de ese año, un contingente militar aproximadamente de cuarenta y dos mil efectivos entre infantería y marina de los Estados Unidos, violaron el territorio de nuestro país, en el cual como hemos señalado había nacido, crecido y desarrollado la nación que luego se conformó en Estado independiente, a partir de febrero de 1844. Obligatorio es, que aquellos quienes compartimos junto a Francisco Alberto Caamaño Deñó, Rafael Fernández Domínguez, Manuel Ramón Montes Arache, Juan María Lora Fernández, Pedro Elías Bisonó Mera, Ilio Cappozzi, Jean André de la Rivier y otros militares y civiles, revolucionarios, que rindieron tributo a la vida y a los que sobrevivieron ese episodio inigualable en la historia contemporánea de América, tengamos presente, con respeto, devoción y gratitud, en nuestra memoria eternamente.
¡Adiós Barahona!, compañero, amigo, hermano con el respeto que tu memoria y tu firmeza se merece; hoy que entra en una etapa de profundo peligro como consecuencia de las maniobras realizadas en contra de nuestra soberanía e independencia y, se levanta arrogante y engreída, apoyada por los Estados Unidos, Canadá y Francia, y de mamotretos internacionales como la llamada Comisión Interamericana de los Derechos Humanos creyendo, equivocados, que los próceres como tú, han desaparecido. ¡Con tu recuerdo, tu ejemplo y tu sacrificio, el futuro dirá hasta donde llega el valor de los dominicanos!.