Opinión

EL profesor Juan Bosch dio muestras de una enorme valentía política al dejar a un lado un partido con expectativas de poder e irse a formar otro, pero, con ideología definida y con mucha disciplina.

Esto fue así porque para Don Juan el poder no servía de nada si no se tenía un proyecto de nación, el poder debe ser mecanismo de transformación social y por eso Don Juan construyó un partido que tiene el compromiso de terminar la obra que Duarte comenzó: “La liberación nacional” y cuando hablamos de liberación nacional, no estamos hablando de despojarnos del yugo de otro país; la liberación nacional, también es: liberarnos de la pobreza, de la desigualdad social, otorgar libertades de expresión, de pensamiento, de cultos, y por último la mayor libertad que puede tener un ser humano: la educación.

Esos aspectos que fuimos citando, evidencian que el PLD se concibió como un partido de Izquierda, que, debía ir al gobierno a cumplir con los enunciados antes señalados.

Y eso han sido sus administraciones y su accionar como partido, quizás no con la celeridad que quisiéramos, pero lo han sido.

Muestra de ello es que en sus administraciones el PLD ha trabajado por la institucionalización, la transparencia, la reducción de las desigualdades y la defensa del interés colectivo.

El PLD impulsó la nueva constitución, que garantiza un estado de derechos e institucionaliza el Estado; pero también ha impulsado la transparencia dotando al país de leyes como la de Compras y Contrataciones, así como mecanismos de control de última generación como son las Comisiones de Veeduría que entran dentro del marco de la contraloría social que ya se aplica en muchos lugares; la tarjeta solidaridad, el otorgamiento de crédito a pequeños productores son solo dos ejemplos del compromiso con la reducción de las asimetrías del pueblo dominicano que tiene el PLD.

La defensa del interés colectivo se pone de manifiesto en lo antes señalado, puesto que todas esas acciones son tendentes a garantizar y gestionar de manera eficiente los recursos de nuestro país.

Pero hay dos hechos que no debo dejar de resaltar:

Danilo asumió con coraje y gallardía la defensa de nuestros recursos al renegociar el contrato con la minera de Pueblo Viejo y garantizar mejores condiciones contractuales para nuestro país.

Leonel asumió con firmeza ante la Organización de Estados Americanos, valiéndose de excelentes argumentos, la defensa al derecho que tiene nuestro país de decidir quiénes son sus nacionales; sin dejar de resaltar el compromiso del gobierno peledeísta de garantizar los derechos y la dignidad de los seres humanos de otras nacionalidades que habitan en nuestro país.

Estas acciones evidencian que tanto Leonel como Danilo, han asumido las orientaciones de Bosch, con estilos diferentes pero con un objetivo general: Continuar la obra que Duarte comenzó.

Ambos batean a la zurda, como todo el PLD. De seguro que en el dieciséis, otra vez, bateamos de hit.

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