Opinión

No hay dudas de que actualmente se está desarrollando en el mundo un nuevo tipo de guerra fría, la cual es una guerra no declarada que está teniendo repercusiones planetarias, es decir, sus efectos se están sintiendo en todos los continentes.

Esta guerra fría es diferente a la guerra fría convencional que se desarrolló en el mundo desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial hasta el desplome o enterramiento de la URSS en 1991, en la que confrontaron permanentemente, por razones ideológicas, las dos superpotencias, Estados Unidos y la URSS, y los dos sistemas sociales representados por ellas que se disputaron el control hegemónico del mundo.

Claro, este nuevo tipo de guerra fría es distinta a la convencional no tanto por sus efectos sino por sus razones, causas o motivos. Además, se desarrolla en un escenario diferente como es el escenario de la globalización en el que la economía de mercado es hegemónica o dominante a nivel mundial por acción de los mismos Estados.

Pero ambas tienen en común que es una lucha, fundamentalmente entre potencias, que se expresa de manera abierta o encubierta o disfrazada, por el control hegemónico del mundo, de regiones y de recursos.

Al juzgar por los resultados, todo indica que esa dilatada y prolongada guerra fría convencional la ganó también Estados Unidos.

Este nuevo tipo de guerra fría ya no es por razones ideológicas, sino por razones económicas y políticas.

En el centro de la confrontación están Estados Unidos y Rusia, quienes se enfrentan de manera indirecta, la mayoría de las veces, y en ocasiones de manera directa.

Dicha confrontación se expresa en una lucha sin cuartel por el control hegemónico de Eurasia, lo que explica la lucha por el control de Ucrania y de la península de Crimea, por la vieja y socorrida tesis de que “el que controla a Eurasia controla el mundo” del geopolitólogo ruso Zbigniew Brzezinski.

Pero la lucha se expresa en el Medio Oriente donde la novedad es la confrontación abierta entre Estados Unidos y el Estado islámico, EI o ISIS, en la que esta poderosa nación ha formado una coalición en la que se destaca Europa como aliado principal y fundamental.

El Estado islámico, que originalmente adoptó el nombre de ISIS, no es un verdadero estado, sino que es grupo que reúne a mulsumanes cuya única misión es sembrar el espanto, el horror, el terror y la violencia en las ciudades donde actúa.

Ante el retroceso de la Primavera Árabe en el Medio Oriente (Egipto, Libia, Túnez, Yemen, etc.) se produce el avance de ISIS en Irak y Siria. ¡Y qué pena que haya sido así, es decir, que haya sido truncado el proceso de democratización que comenzaron a vivir algunos países en el contexto de la primavera árabe!

La lucha por la democracia y la democratización de esta región del mundo ha sido sustituida por un estado de locura colectivo. Y no aprenden de la historia universal, sobre todo de la historia reciente, por lo que deberían verse retratados en ETA para darse cuenta que la lucha basada en el terrorismo, el fundamentalismo y el integrismo sólo conduce a la cárcel y a la muerte.

A la verdad que por los métodos y procedimientos de lucha, totalmente sangrientos y deshumanizantes cmo expresión del terrorismo más absurdo, que emplea el Estado islámico o ISIS y Boko Haram son la reencarnación misma del salvajismo y de la barbarie en la civilización.

No está en cuestión ni en discusión que los pueblos árabes, así como cualquier pueblo en el mundo, tienen legítimo derecho a emprender procesos de liberación y de emancipación, pero no con organizaciones criminales de ese tipo como vanguardia de la lucha.

En la naturaleza de sus propios métodos y procedimientos reside la derrota inevitable de ISIS, por lo que esta organización criminal se derrota a sí misma en su diario accionar. Boko Haram es otra organización criminal que opera en Nigeria.

Y obviamente que se ha producido una repulsa mundial al uso de estos métodos bárbaros y salvajes, lo que conduce de manera inevitable a la muerte moral y material de su lucha.

Pero el elemento que quiero destacar de esa estrategia de Estados Unidos es el uso del precio del petróleo como arma política. La sensible y dramática caída del precio del petróleo ha sido usado por Estados Unidos como arma para crearle una crisis económica sin precedentes a Rusia, por un lado, y agravarle, no crearle, a Venezuela su crisis económica, social, política e institucional. También con esa arma Estados Unidos busca socavar las bases de sustentación y de financiación de ISIS.

Y en esa lucha a nivel internacional contra Rusia y Venezuela, Estados Unidos ha buscado la manera de neutralizar a Irán y a Cuba. Con el primero está negociando un acuerdo nuclear, y, además, Irán está apoyando a Irak en su lucha contra el EI o ISIS. Solo hay que recordar que Irán e Irak han sido archienemigos históricos. Y con Cuba, Estados Unidos está sentado en la mesa del diálogo negociando el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.

En ese contexto, Cuba está privada o neutralizada para actuar como retaguardia de Venezuela en el conflicto muy álgido que se está desarrollando en estos momentos entre Estados Unidos y Venezuela.

Y lo mismo ocurre con Irán que está privado o neutralizado para actuar como retaguardia de Rusia en el Medio Oriente y como la otra retaguardia de Venezuela a nivel internacional por estar negociando un acuerdo nuclear con Estados Unidos en estos momentos.

Esos dos elementos se convierten en una innegable fortaleza de Estados Unidos en el match que tiene con Venezuela.

Visto el contexto y las cosas, Venezuela tiene que hilar muy fino en esta confrontación con Estados Unidos. Pero como Barack Obama acaba de cometer un error en ese conflicto al declarar a Estados Unidos “en estado de emergencia frente a la amenaza de Venezuela”, el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela podría enervar las fibras del patriotismo nacional y trocar la aguda y grave crisis interna en una lucha nacional en defensa de la dignidad y de la soberanía frente a los aprestos y a las pretensiones injerencistas del imperialismo.

En la configuración, delineación y aplicación de su estrategia Estados Unidos solo persigue intereses, los intereses del imperio.

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