El profesor debe trabajar en el aula una interacción en donde logre integrar experiencias profesiones con los procesos formativos que desarrolla durante sus clases, a través de una reflexión crítica, adaptativa y coherente con la pertinencia, de acuerdo al interés de los alumnos. Si la temática no es recibida con actitud de aprender por parte del alumnado, entonces, el profesor tendría que agenciarse métodos, estrategias o técnicas capaces de crear necesidad de aprendizaje en sus alumnos y eso va a depender del nivel de interés de los discentes. En un mundo como el que vivimos hoy, el profesor tiene que emplearse en crear expectativas sobre los contenidos y crear un ambiente participativo, capaz de romper con la monotonía que deprime a los participantes del proceso áulico.
Otro aspecto cualitativo se encuentra en lograr potenciar la colaboración entre los alumnos con el propósito de aunar esfuerzos de comprensión reflexiva, como fundamento de los aprendizajes. Estas prácticas áulicas les pueden servir -a cada uno en particular- cuando se conviertan en egresados, como soporte esencial en sus quehaceres directivo, en procesos futuros, en donde serán protagonistas.
Emplearse en la promoción de procesos de investigación en el aula, como sustento del desarrollo profesional de los estudiantes, como una forma de ir creando una cultura de investigación, la que es imprescindible para poder convertir los procesos áulicos en verdaderos laboratorios de experimentación.
En todas las asignaturas, el profesor debe trabajar ideológicamente en la propiciación de una formación cultural, que sea capaz de ir transformando a la persona en particular, sobre la realidad de vivir los valores, no simplemente enarbolarlos en discursos éticos que envuelven a la sociedad en una confusión cargada de pecaminosa manipulación. Para lograrlo, el profesor debería practicar su quehacer docente con rigor científico en el ámbito de la educación del nivel primario, enfatizando en los adolescentes, porque si no sucede así, poco puede hacer la universidad con un individuo que no ha formado esas estructuras mentales en la edad correspondiente. En este caso, dependerá mucho de las condiciones particulares de la persona de un proceso tardío de orientación universitaria.
El profesor de los grados de la primaria, al reconocer, analizar y poner atención a las características diferenciales de sus alumnos, al observar el desarrollo evolutivo, examinar los contextos familiares, reflexionar los contextos social y cultural, se arma de unos datos esenciales para desarrollar su labor con eficiencia. Es de esa manera, que podrá despedir a sus alumnos hacia los grados posteriores, con la conciencia tranquila, porque no deben bastar para su paz interior, las evaluaciones de desempeño, las que casi siempre son mecánicas y alejadas de la realidad dinámica, cuando no se desarrolla el proceso administrativo bajo una gestión de desempeño como disciplina acción ejecutiva.
Luego de exponer las preocupaciones anteriores, permítanme volver al orden de los artículos anteriores, al compartirles la pregunta, ¿cuál es la importancia de la motivación en el aprendizaje y que hay qué hacer para dotar al docente de herramientas auxiliares para tal fin?
Al entrar en mi respuesta, puedo decirles que tanto el docente como el estudiante en cada jornada de clase, vive sobre un proceso de aprendizaje que mantiene activos los canales de comunicación y sucede sobre una interacción compleja, en donde el interés común es un proyecto de crecimiento y desarrollo personal y colectivo. Creemos que es de esa forma, porque propicia el movimiento de las personas en una dirección concreta y con una finalidad establecida sobre metas y objetivos. Estos objetivos van garantizando la disposición de los individuos para moverse hacia los esfuerzos necesarios y perdurables, con la misión de alcanzar capacidades, a través de la motivación positiva, la que se auto encuentra, mediante la satisfacción individual del logro, es decir, cuando se alcanza el éxito anhelado por los actores.
Para que el docente adopte las herramientas necesarias, debe estar actualizado según los avances tecnológicos, redes sociales, video, etcétera, pero además, debe ir creando sus propias herramientas –análogas, tecnológicas y mixtas, que busquen el enriquecimiento del clima organizacional que se necesita para arribar al aprendizaje significativo para el discente y a la vez efectivo para el perfil que se busca desde la estrategia.
¿Cuál es el significado de consolidar un repertorio pedagógico? Al consolidar nuestras herramientas de trabajo durante nuestras prácticas áulicas, construimos a través de una cadena de retroalimentación, formas efectivas de aprender con mayor facilidad y rapidez, haciendo de nuestra labor, una jornada productiva de eslabones lógicos para los alumnos. Aprender el arte de enseñar sobre un proceso de consolidación de nuestra caja de herramientas pedagógicas y metodológicas, nos hace más efectivos ante los ojos de los estudiantes y ayuda al necesario proceso de legitimación de la administración pública ante la sociedad. En este punto, enfatizamos en que luego de tener diversas formas de hacer llegar los aprendizajes a los alumnos, tenemos que trabajar en el cómo organizar las clases, asignando un orden lógico, para trabajar los contenidos de una forma atractiva, capaz de ganarse el interés y la atención de los alumnos.