Opinión

Por: Sheila Brito | En los últimos años, la juventud dominicana ha enfrentado múltiples desafíos, desde la falta de oportunidades laborales hasta el acceso limitado a la educación y la salud. Si bien el país ha avanzado, es alarmante observar cómo las políticas públicas a favor de la juventud han sido dejadas de lado en la agenda política del presidente Luis Abinader. En este nuevo año 2025, es fundamental reflexionar sobre este abandono y su impacto en el futuro de nuestros jóvenes.

Es importante destacar que la juventud representa un porcentaje significativo de la población dominicana. Con más del 60% de los ciudadanos siendo menores de 35 años, resulta imperativo que las políticas del Estado se orienten hacia este grupo; sin embargo, las inversiones en educación, formación profesional, y programas de salud mental han sido insuficientes y, en muchos casos, desiguales.

La situación laboral es otro aspecto preocupante. Con una tasa de desempleo juvenil que supera el promedio nacional, muchos jóvenes se ven obligados a aceptar trabajos precarios, (Chiripas), o peor aún, a emigrar en busca de mejores oportunidades. La falta de políticas que fomenten el empleo digno y sostenible no solo afecta a los jóvenes, sino que también limita el crecimiento económico del país.

La pandemia del COVID-19 puso de manifiesto el impacto que la crisis sanitaria tuvo en el bienestar emocional de los jóvenes.

La falta de programas psicológicos y de apoyo emocional puede llevar a un aumento en problemas como la depresión y la ansiedad. Urge que el gobierno y las instituciones educativas implementen estrategias de intervención y apoyo que consideren el estado emocional de nuestra juventud.

En conclusión, el abandono de las políticas públicas orientadas hacia la juventud dominicana no es solo un descuido, sino un error que podría costarle al país su futuro. Para 2025, es fundamental reorientar la atención hacia este grupo, promoviendo un desarrollo equitativo y sostenible. Solo así podremos construir una República Dominicana donde cada joven tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.

La inversión en la juventud es una inversión en el futuro de nuestra nación.

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