Los precios de las materias primas para la producción de una gran variedad de alimentos han experimentado bajas constantes en el mercado internacional hace algo más de año y medio. Pero en el transcurso del presente año esas reducciones no sólo han sido sostenidas, sino sustanciales.
Maíz, trigo, grasas, soya, cereales, entre otros, forman parte de ese gran componente que sirve de sustento a la producción de alimentos tan básicos como la carne pollo, de cerdo, los huevos, harina y aceites, para citar algunos comestibles
Extrañamente, en nuestro país los precios de productos básicos de la canasta alimenticia y que dependen en grado sumo del comportamiento de las citadas materias primas, se mantienen elevados, constituyendo ya una preocupante y peligrosa espiral alcista.
En su más reciente informe, el Banco Central de la República Dominicana ponderó los niveles bajos de inflación que exhibe nuestra economía y que ha sido uno de los principales logros de la política económica de las administraciones del Partido de la Liberación Dominicana.
Sin embargo, ese informe destaca que el único renglón donde se vienen produciendo alzas de precios, es precisamente en el caso de los alimentos.
Todos conocemos de los esfuerzos que hace el gobierno por mantener y ampliar la producción agropecuaria. Tanto es así, que el presidente Danilo Medina ha asumido personalmente este proceso de apoyo permanente al campo, a través de las fructíferas visitas sorpresa, abriendo y ampliando ventanillas de financiamiento al sector a todos los niveles.
De ahí la extrañeza y preocupación de Vanguardia del Pueblo por la espiral alcista que afecta nuestra canasta alimenticia.
Bajan los precios de las materias primas y de insumos como los combustibles. Y el gobierno vuelca su apoyo financiero y técnico al sector agropecuario. Pero alimentos básicos como el pollo, los huevos, plátanos, cerdo, cereales, café y chocolate aumentan sus precios hasta colocarse ya distantes del presupuesto de los sectores más vulnerables de la población.
Se trata de una situación que amerita de toda la atención por parte de autoridades, productores y comercializadores para que al menos se le pueda dar convincente respuesta. Porque es un fenómeno que mueve a inquietante extrañeza y a legítima preocupación.