El Colegio Médico Dominicano debe continuar transitando la ruta del diálogo y redoblar los esfuerzos por constituirse en un efectivo aliado del Estado en la promoción y ejecución de políticas públicas que le garanticen a la población el sistema de salud eficiente que todos deseamos y con el que ambos actores están comprometidos.
Como era de esperarse, tras la triste y reprochable muerte de once niños en el hospital Robert Reid Cabral, ese emblemático hospital infantil ha concentrado la atención del país, provocando a su vez importantes debates en torno al presente y futuro del sistema nacional de salud.
Ante los referidos eventos, el presidente Danilo Medina dispuso medidas puntuales, en aras de responder al justo reclamo de la colectividad nacional para el esclarecimiento del lamentable hecho. A la designación de una comisión investigadora, cambios en el Ministerio y en la dirección del referido centro, le siguió un importante decreto con el que se inicia la esperada descentralización en el sector.
Se trata de respuestas a un hecho que conmovió a toda la sociedad y que debe encontrar en el Colegio Médico la debida compresión, sin que esto signifique vulnerar su legítimo derecho a demandar del gobierno cuantas medidas entienda pertinentes en la dirección de responder con el debido rigor institucional a los requerimientos de una población afectada por el evento.
Contrario al espíritu de cooperación que se espera de una entidad asesora del Estado en materia de Salud, sorprende la actitud beligerante, de corte esencialmente gremial, asumida por la dirigencia de la honorable entidad.
Pensamos que antes de proferir amenazas abiertas o solapadas de paros hospitalarios ante lo que consideran medidas que afectan a algunos de sus miembros, el Colegio Médico Dominicano pudiera llamar a diálogo al gobierno y desde ese espacio, insistimos, natural por su condición de entidad asesora del Estado, procurar acciones complementarias o adicionales a las tomadas por el gobierno, preservando el buen nombre y reputación de sus colegas que en modo alguno el gobierno ha pretendido empañar.
Más que eso, entendemos que este lamentable acontecimiento, bien pudieran ser enfocado por los profesionales de la medicina como una excelente oportunidad para motivar la retoma de las reformas estructurales del sector Salud iniciadas en el 1996, acogiendo así pertinentes recomendaciones ya abordadas por reputados profesionales de la medicina, tan comprometidos como el conglomerado de nuestro valioso Colegio Médico con el logro de un sistema nacional de salud tan eficiente y digno como el que bien merece el pueblo dominicano.