Un año ha sido suficiente para que los dominicanos y las dominicanas manifiesten su frustración con el gobierno del mal llamado ‘cambio’, que ha llenado de angustias y preocupación a la población.
Los electores compraron la oferta que le hicieron de que los logros y las conquistas de las gestiones del PLD se duplicarían, pero lamentablemente ha resultado todo lo contrario.
Falseados, han sido muy pobres los elementos y argumentos recurridos para evaluar el primer año de gestión, que se cumple este 16 de agosto, siguiendo las directrices de los mercadólogos.
La ciudadanía se considera burlada con una costosa publicidad que habla de recuperación de la economía, cuando en realidad lo que ha habido es un nivel alto de inflación, deuda por encima de los estándares internacionales con relación al PIB y otras tantas desafortunadas acciones.
Con un poder adquisitivo reducido, los precios de los productos de consumo masivo y las medicinas están por las nubes. Sin que se estén consumiendo las recomendadas tres comidas al día, nos hablan de recuperación de la economía.
Quizás con una buena cobertura de vacunas contra la Covid-19, las estadísticas sobre salud indican, en cambio, que se han disparado las tasas de muerte materna e infantil, entre otras, y no se puede hablar de logros.
Se ha insistido en propagar la idea de un supuesto año escolar exitoso, con docencia por los medios de comunicación, pero sin entregar computadoras y tabletas a los estudiantes y sin la garantía de energía eléctrica durante 24 horas, como lo lograron los gobiernos peledeístas. En esa osadía, ese autobombo, ni siquiera se han atrevido a incurrir los países desarrollados.
Volvieron los apagones y el aumento del pago por el subsidio eléctrico, y como las desgracias andan siempre acompañadas, 43 años después ha regresado la fiebre porcina.
Una gestión plagada de escándalos por inconductas e infracciones de funcionarios indican que cuando la gente del gobierno habla de ‘cambio’, hay que entenderlo de reversa, de marcha hacia atrás.
Elogios y aclamaciones provenientes de tradicionales lisonjeros o conciencias compradas sobre el primer año de gestión del Gobierno del PRM tienen de contrapeso la valoración de la gente del pueblo, del hombre de la calle que ha visto deteriorada sus condiciones materiales de vida. Estos la evalúan definiéndola con una larga lista de sinónimos como improvisación, deficiencia, insuficiencia, incapacidad, mentiras y manipulaciones, entre otros.